Pasas de uva, nueces, almendras y castañas… algunas curiosidades sobre esta rica tradición
Llega la Navidad y entre los regalos, el árbol, la sidra, el pan dulce y el turrón, hay algo que no puede faltar: los frutos secos. ¿Por qué están año tras año en nuestra mesa familiar?
Si bien no hay un motivo concreto que hace que las almendras, las nueces y las castañas
sean protagonistas de nuestras Fiestas, hay varias costumbres que le darían
origen a la tradición.
Antiguamente, además de ramas secas y piñas, se utilizaban frutos secos para decorar las
coronas navideñas. Estos adornos se
colgaban en las puertas de las casas, como signo de poder y dignidad de las
personas que allí vivían.
La cuestión geográfica,
es otro factor que influye en la implementación de éstos ingredientes en
Navidad y Año Nuevo. Inicialmente, las Fiestas comenzaron a celebrarse en el
hemisferio Norte, donde las bajas temperaturas hacen de los frutos secos un
alimento ideal, por su alto valor calórico.
Además, los frutos
secos son el ingrediente principal de los turrones, generalmente hechos con
almendras, maní, castañas o nueces.
Las pasas de uva
ocupan un capítulo aparte. Dice la tradición que al iniciarse el nuevo año hay
que comer doce pasas, una por cada campanada que anuncia el nuevo ciclo. Esta costumbre surgió en el año 1909 en
España, luego de una cosecha extraordinaria de uvas y según se dice, atrae los
buenos augurios.
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