Una muestra de que la gastronomía puede servir para entender la historia de los pueblos
La
gastronomía es un pasaje abierto para viajar no sólo por el mundo, sino a
través del tiempo y Graciela Audero lo deja demostrado en su libro Bocaditos en
palabras.
No siempre
se comió lo mismo, ni de la misma manera, ni con la misma gente que hoy. El
ritual de disfrutar de un plato de comida se fue modificando a través del
tiempo, para adaptarse a las nuevas formas de vida.
Por ejemplo,
en Grecia, al igual que en la actualidad, los pobres y los ricos no comían lo
mismo, pero tampoco los hombres y mujeres, ni los jóvenes y viejos. Sin
embargo, explica la autora: “La comida no sólo dividía sino que unía a la gente,
construía identidad de grupo por medio de banquetes colectivos”, algo similar
a lo que ocurre hoy en día en nuestro país, en cada charla hay de por medio un
café, una cerveza o un mate.
“De Homero a
Plutarco, aquellos que rechazaban compartir una mesa cometían una falta grave”,
agrega Audero, explicando la historia griega a partir de las costumbres
alimenticias.
Audero
repasa las tendencias gastronómicas más relevantes de cada época en el mundo
hasta llegar a la actualidad, donde además de la comida cotidiana se impone en
los restaurantes más importantes del mundo la cocina molecular:
esferificaciones, espumas y geles, con las creaciones de Ferrán Adriá a la
cabeza.
En el paso
por la historia, es inevitable referirse al choque de culturas ocurrido en 1492
con la llegada del hombre europeo a América, lo que no significó sólo el cambio
en costumbres, idiomas y hasta religión, sino en la forma de comer.
“No sólo
América aportó a la cocina Europea. Europa también aportó muchos alimentos al
nuevo mundo: trigo, arroz y cebada, ajo, cebolla y berenjenas; avellanas y nueces;
perejil, romero, salvia, laurel y albahaca. El encuentro de los conquistadores
con los aborígenes latinoamericanos permitiría el surgimiento de una cocina
sincrética, compleja, el aporte enriqueció las cocinas indígenas”, explica el
libro. ¿Te imaginás cómo serían nuestros platos de todos los días sin el
valioso aporte del viejo continente?
Las mesas argentinas, el ritual de los domingos, el asado y el brunch, la comida chatarra evolucionada de Nueva York, los puestos callejeros y la diversidad gastronómica están reflejados en Bocaditos en palabras, una buena oportunidad para viajar por el mundo y el tiempo, con la comida como eje conductor.
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