A la hora de disfrutar de una comida, no sólo hay que tener en cuenta la receta y los ingredientes
Ambiente
Crédito: @mfabiano_sg |
Tanto el ruido como
el aire en el lugar hacen que la comida se perciba de manera distinta. También la
visual: la prolijidad en la vajilla, las mesas, las paredes del lugar,
harán que el plato se disfrute más.
No es casual que la comida en los aviones no parezca rica o
que si se come en la calle el sabor no parezca tan bueno como si se dispone de
la comida en una mesa bien puesta en un lugar ameno.
Color
Muchas veces las técnicas de cocción alteran la tonalidad de los alimentos e
inconscientemente se genera cierta barrera a la hora de degustar la comida, no
es lo mismo comer un trozo de carne a punto con su debido color, que el mismo
trozo, en un color oscuro, por ejemplo.
El tono del plato y
su contraste con los ingredientes también hace que percibamos diferente la
comida. Por eso en la mayoría de los restaurantes utilizan vajilla blanca
sin dibujos, para que la comida resalte y se aprecie mejor, resaltando
inconscientemente su sabor.
Memoria emotiva
En una de las últimas escenas de la película Ratatouille
el crítico Anton Ego se enamora del
plato realizado por Linguini y Remy porque le recuerda a su infancia y a los
momentos compartidos con su mamá.
¿Por qué esas comidas
de la infancia te parecen ricas? ¿Son realmente ricas o es que te hacen
recordar un momento agradable?
Al comer, como en muchos otros órdenes de la vida, generamos una memoria emotiva, que
puede ser agradable o no y que hará que cada plato recuerde un momento, lugar o
sabor.
Los cinco sentidos hacen al sabor de las comidas. Por eso, a
la hora de elegir un restaurante o agasajar a alguien con una comida, no hay
que tener en cuenta sólo el plato, sino el ambiente, la presentación y el
contexto.
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